domingo, 23 de octubre de 2016

Guillermo Pardini - Violetta, Celeste y blanca

Dudé durante unos minutos, pero ante la falta de planes más interesantes me decidí. Terminé de ver el empate de San Lorenzo (#andateBauza) y me fui derecho para su casa.
Abrió la puerta y no me dejó ni decir “Hola”. Literalmente me empujó para adentro hasta quedar parados frente al televisor.
Ah, cambiaste la tele – atiné a decir, como para no parecer descortés.
Hace 5 años que tengo el mismo televisor – me contestó con cara de culo. - ¿Ya te olvidaste que el último mundial lo vimos acá? – dijo un tanto molesto por mi falta de memoria.
Quiero mostrarte algo a vos, que sos del ambiente, para que me des tu opinión. Pero decime la posta, eh?. – otra vez me ponían fichas y se generaban falsas expectativas conmigo.
Pero claro, contá con eso – mentí, mientras me preguntaba de qué carajo me estaba hablando.
¡Qué grande !  ¡sabía que no me ibas a fallar ! – exageró sin necesidad.
Finalmente, después de tanta ceremonia puso el DVD y prendió el televisor.
Ahí finalmente lo pude ver. Eso era lo que lo tenía tan sacado. Irina, su pequeña hija de solo 5 años, bailaba y desafinaba con ganas un tema de Violetta.
Luego de 10 minutos, una vez terminada la sesión de tortura, me disparó con entusiasmo: - ¿Y..? ¿Cómo la vez? ¿ Te parece que ya esta lista para llevarla a los castings?
No le contesté, sólo le sonreí. Fue casi como una mueca.
Es que en el fondo me dio “cosita”, no lo llamaría ternura… tampoco compasión.
Era lógico.
Sobre la mesa del living ví que estaba la Revista Noticias en donde analizaban el “fenómeno” Violetta  y hay algunos números que sorprenden:
* la tira fue vista por 16 millones de espectadores en América Latina, y por 22 millones en Europa.
* sus CDs vendieron más de 1 millón de unidades en toda la región
* en el continente las búsquedas en YouTube superan a las de Lady Gaga y Justin Bieber.
* desde julio del 2013 sus shows los vieron 1 millón de personas
* actualmente están grabando la tercera temporada de la tira
Evidentemente, con tantas cifras, mi amigo olvidó detenerse en los padecimientos que atraviesa y manifiesta Martina Stoessel ante semejante éxito desmedido.
Es entendible, hay mucho padre suelto  a la espera de “salvarse” con su prole y no trabajar más.
Estaba terminando mi café cuando me preguntó – ¿Querés que te acerque a algún lado? 

-          No gracias – le dije - ¿a dónde vas tan apurado? - le tiré como al pasar.
-          Estoy llevando a Ramiro para tratar de que lo prueben en algún club. Quiero que cumpla su sueño. Lo quiero ver jugar en primera y que después lo vendan a Europa y entonces lo convoquen a la selección, para que pueda vestir la Celeste y Blanca y tenga la posibilidad de ganar algún Mundial y ahí… -
Lo dejé hablando solo.
Cerré la puerta despacio y me fui caminando, mientras pensaba en todo el daño que podemos hacerles a nuestros hijos buscando “lo mejor” para ellos.
No se por qué extraña razón, al llegar a la esquina, empecé a silbar Let it Be de Los Beatles.
Buenas Noches.